Caroline Wozniacki irrumpió con su juego para ser la mejor entre las mejores. Pero ahora, además, engañó a todos, incluso a la prensa, y derribó un mito: que ella, la rubia danesa, es aburrida, que carece de humor. "Patrañas", dijo, y se mofó.
La tenista, ante la pregunta de los periodistas por una herida en su pierna, contó que había sido atacada por un cangurobebé en su visita al zoológico de Australia, país en el que se disputa en primer Grand Slam del año.
"El otro día fui a un parque y vi a un canguro tirado en el suelo. Así que fui a verle para ayudarle, pero comenzó a ponerse agresivo y me arañó", relató, y las preguntas la avasallaron.
La número uno del mundo, semifinalista del torneo, apareció horas después con un canguro inflable y guantes de boxeo. Generó estupor entre los presentes en el salón. Y explicó: "Inventé la historia del canguro porque era mejor que lo que me ocurrió realmente: tropecé, debe ser por que soy rubia".
La blonda, con una sonrisa, prometió no bromear más, resaltó que ya no será tildada de insulsa y que las rubias también son inteligentes. "Sabía que habría pedidos para que me saque fotos con el canguro, así que aquí lo tienen. Estoy preparada para pelear si él me ataca y ya tengo los guantes puestos. Aunque parece que hoy el animal está tranquilo", bromeó.
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