6 de agosto de 2010. Walter Erviti extendía su contrato en Banfield, adonde había llegado en 2008 luego de su paso por el Monterrey de México: "Siento que tengo que demostrar y agradecer por la confianza que me tienen, aunque ahora sé que con este contrato no es que me voy a sentar en una reposera a descansar, sino que tengo que esforzarme el doble y rendirle al club", decía el jugador apenas cinco meses antes de que Boca apareciera en su vida para reinstalar un eterno debate.
¿Cuál es la función de los contratos en el fútbol argentino? ¿Qué validez tienen a la hora de negociar un pase o una renovación? ¿Qué significa ese vínculo formal para el jugador? Y, fundamentalmente: ¿cuál es el rol de los representantes en esta faceta?
Los representantes Ricardo Schlieper, Luis Grillo, Carolina Cristinziano, Walter Tamer y Martín Guastadisegno, este último agente del propio Erviti, opinaron de este tema en una charla exclusiva con Infobae.com.
Guastadisegno, apuntado por ejercer una supuesta presión para lograr el pase del jugador a Boca pese a un contrato vigente con Banfield, expresó: “Estoy cansado de que se inventen cosas. Trabajo para los jugadores y quiero que mi representado sea feliz”.
A partir de que Boca apareció en su vida, y pese a manifestar que Banfield era su prioridad por tener un contrato firmado, Walter Erviti echó mano a los argumentos que creyó le servirían para poder jugar en Boca tras desprenderse del club del Sur, firme en su postura de que su figura respete la firma empeñada.
Desde reclamar que ningún dirigente salió en su defensa cuando se lo acusó de un supuesto dóping positivo tras un partido de Copa Sudamericana, hasta sugerir que fueron los dirigentes quienes le mandaron un grupo de hinchas a insultarlo a principios de 2010: "Acá no importa si tengo otras ofertas, en Banfield no me cuidaron", acusó el jugador días atrás.
Su representante, en tanto, agregó: “Cada uno sabe lo que tiene que hacer y defiende su postura. Son tres partes, Boca, Banfield y Walter, donde cada una tiene su razón y defienden sus intereses personales. Yo defiendo los intereses de Walter y nada más”.
Así las cosas, las demás fuentes consultadas también dejaron sus diferentes visiones del caso, pero coincidieron en un punto importante: si Boca realmente quiere al jugador, que como todo trabajador tiene derecho a elegir dónde jugar, debe hacer los esfuerzos necesarios para contratarlo, y eso es ni más ni menos que disponer del dinero que Banfield pretenda.
En este sentido, Ricardo Schlieper, ex representante de Lionel Messi y hoy de Leandro Desábato, Enzo Pérez y Ezequiel Garay, entre otros, manifestó: “El pase de un jugador no es más que una indemnización por la ruptura de un contrato. Las personas no se venden como objetos y para resolver estas cosas están los contratos que son los que se rompen o no. Si Boca y Banfield llegan a un acuerdo, lo que debe hacer Boca es indemnizar a Banfield y se hace uno nuevo documento para vincular a Erviti con su nuevo club, pero si Banfield no quiere venderlo, está en todo su derecho".
Carolina Cristinziano, asesora entre otros de Mariano Pavone, argumentó: "Si quisiera, el jugador puede irse rompiendo contrato, pero acordando con Boca para que se haga cargo de lo que le costará irse de esa manera".
Agregó que, "para evitar una salida conflictiva, el jugador debería argumentar que quizá no tenga otra oportunidad como esa porque ya dejó pasar un mercado, aunque si el club que tiene la potestad sobre él argumenta que no le dan el dinero que pretende para dejarlo ir, ahí no se puede hacer mucho".
Por otro lado, Walter Tamer, quien entre otros trabaja con Javier Mascherano, respondió: "En este caso hay que ver si Boca hizo todo lo posible por llevar a Erviti. Si esos esfuerzos no han sido los necesarios, entiendo que el club lo quiere contratar pero tampoco pone todo como para hacerlo. En ese sentido, Banfield cuenta con todo el marco legal para retener al jugador".
Mientras tanto, Luis Grillo, quien manejó la conflictiva salida de Mauricio Caranta de Boca, sentenció: "Si el jugador no puso en su contrato una cláusula de rescisión a través de la cual resguardarse ante una posible futura oferta, y si Boca no paga lo que Banfield pretende por el jugador, Erviti tendrá que quedarse en su club".
Finalmente, todos coincidieron en que, tal como se hace en Europa, en Argentina debería incorporarse una cláusula de rescisión obligatoria, para que casos como el de Walter Erviti puedan resolverse de una u otra manera.
"Evidentemente, el jugador no tiene en su contrato esta cláusula porque si no, el club que lo quiere pondría el dinero estipulado por la rescisión y el jugador podría irse", dijo Cristiansino.
Schlieper agregó: "Si hay un contrato vigente, puede venir otro club y quererme, pero si el club al que yo estoy vinculado no me quiere vender y en mi contrato no hay una cláusula de rescisión, no hay algo por lo cual yo pueda romper ese contrato".
A ellos se sumaron Walter Tamer y Luis Grillo al considerar que este tema sería de fácil resolución con una cláusula de rescisión. Si hay un valor establecido de indemnización, y Boca definitivamente lo quiere, paga ese precio y el jugador se va, pero al no estar esa cláusula y Banfield quiere retenerlo, no hay mucho más que hacer.
Los agentes, cuatro de ellos reconocidos por la FIFA, fueron consultados además por su postura y su manera de aconsejar al jugador en casos similares. Para algunos, Erviti se equivoca al presionar por su salida cuando hace apenas cuatro meses firmó su extensión de contrato con Banfield, y ahora pretende irse pese a lo acordado y, además, no quiere pagar los costos ante una posible salida conflictiva, con lo que argumentan que debería esperar la finalización de su actual vínculo para decidir su futuro.
Para otros, el jugador es libre para optar dónde trabajar, siempre y cuando el club que lo pretende se haga cargo de los costos indemnizatorios.
Enero de 2011. Erviti quiere irse a Boca y utiliza a la prensa luego de que los resultados de sus charlas con la dirigencia de Banfield no tuvieran el final que él deseaba: "Para mí sería un crecimiento en todo sentido jugar en Boca. Quiero que quede claro que mi deseo no es irme de Banfield, sino que tengo muchas oportunidades que se están presentando y las respuestas que he obtenido no me llenaron. Le he dado la prioridad a Banfield, pero no recibí respuestas".
La conclusión, entonces, es que todos los contratos deberían incluir una cláusula de rescisión para que haya una salida concreta para las partes involucradas. Para que no sean la prensa, los representantes o los dirigentes, los medios para presionar para el lado conveniente de cada una de las partes, y el fútbol argentino, en definitiva, se profesionalice, también, de la boca para adentro.
Infobae-
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